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miércoles, 5 de mayo de 2010

Estatua de la libertad



El jurista y político francés, autor de Paris en Amérique, Édouard Laboulaye, tuvo la idea de que Francia ofreciera un presente a Estados Unidos como un obsequio para la conmemoración del [centenario de la independencia estadounidense.

Frédéric Auguste Bartholdi fue contratado para diseñar una estatua, que debería acabarse en 1876, fecha del centenario de la independencia estadounidense. En 1870, Bartholdi talló el primer esbozo en terracota y un modelo que no sirvió, que actualmente se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Lyon.

En junio de 1871, Bartholdi viajó a Estados Unidos. Durante el viaje, escogió la isla de Bedloe, (llamada posteriormente la «isla de la Libertad») como ubicación de la estatua y también trató de conseguir seguidores al otro lado del Atlántico. El 18 de julio de 1871, se reunió con el presidente de aquel entonces Ulysses S. Grant, en Nueva York.

Mientras tanto, en Francia, Bartholdi buscó un ingeniero para que se encargara del diseño de la estructura interna de la estatua, en cobre. Gustave Eiffel fue contratado para llevar a cabo dicha labor, además de crear una torre interna que soportara la estatua y diseñar un esqueleto secundario interno que permitiera que la «piel» de cobre se mantuviera en posición vertical. Las piezas de cobre fueron construidas en los talleres de la empresa Gaget-Gauthier, en 1878. Las planchas de cobre fueron una donación de Pierre-Eugene Secrétan. Los trabajos de precisión se encargaron al ingeniero Maurice Koechlin, hombre de confianza de Eiffel, con el que también había trabajado en la construcción de la Torre Eiffel.

La coloración verde de la estatua es a causa de reacciones químicas, que produjeron sales de cobre y le dieron su actual color. La mayor parte de las estatuas de cobre situadas en exteriores, salvo que se tomen medidas adicionales, acaban adquiriendo finalmente este tono tras un proceso llamado patinación.